9º Los perfumes.

Recién acabados mis estudios de enfermería, me encontraba trabajando en un hospital en el Reino Unido. Era muy joven, tenía la costumbre desde niña de utilizar en abundancia todo tipo de colonias y perfumes que encontraba a mano, no reparando ni sabiendo cuando debía utilizarse cada uno de ellos, las echaba sobre mí con profusión y a cualquier hora.

A toda casa que iba, me dirigía al cuarto de baño, buscaba con la mirada y como una atracción irresistible mis manos destapaban el frasco y me duchaba prácticamente en perfume. De mayor aunque selectiva y sin asaltar cuartos de baño ajenos, seguí sin poder remediarlo, echarme colonias como si se tratase de agua. No utilizaba perfumes caros, no podía permitírmelo, pero tampoco soportaba los de mal gusto, de olores fuertes.

En una de las habitaciones estaba ingresada una enferma que a pesar de la edad, su rostro y su cuerpo conservaban los vestigios de una hermosa belleza, no había perdido, a pesar del tiempo, la coquetería de una mujer de mundo que se había movido en ambientes refinados.

Un día me preguntó.

Niña, que tipo de colonia utilizas.

No utilizo una marca en concreto, y enumeré varias de la que tenía, todas ellas de módico precio y que sólo una de ellas podía ubicarse en lo que se llama alta perfumería.

Fijó sus grandes y expresivos ojos en mí, sonrió, movió la cabeza asintiendo para añadir.

-Serás una mujer fiel al hombre que ames, la mujer que es fiel a un perfume, solamente es fiel a sí misma y a sus cosas, se encuentra atada a lo suyo y por lo suyo, este tipo de mujer nunca es fiel a ningún hombre. Al menos yo no he conocido ninguna que lo fuese y he conocido a muchas y todas ellas consumidoras de costosos perfumes.

La mujer que como tú no guarda fidelidad a ningún perfume concreto, guarda por el contrario fidelidad a un hombre. He conocido a pocas de estas últimas, pero las hay y tu eres una de ellas.

Usted con que grupo de mujeres se identifica. Pregunté a mi vez.

A las que no han creído nunca en la fidelidad. Me respondió, esbozando una sonrisa de pícara que iluminó su rostro ajado por la edad.

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